Sin embargo hay una sola cosa que no quiero saber. No sé por qué, pero me niego a entender el proceso químico involucrado, y que por esa misma razón pierda su magia de gualicho misterioso.
Alguien en algún momento de la vida me contó que cuando se tiene un grano rebelde (y vaya que tuve granos en mi adolescencia), hay una solución mágica. Antes de ir a dormir se lo cubre con una fina capa de pasta dental (*), y a la mañana siguiente se lava la cara, para descubrir que el grano se ha ido en busca de caras más verdes (mmm, no funciona muy bien la analogía con las pasturas, pero es tarde y no se me ocurre otra).
Nunca supe por qué sucede, pero me salvó la cara varias veces (soy de las que se rascan despiadadamente), y me niego a saber cómo y por qué lo hace.
BTW, no quiero que me digan, tomé la decisión de permanecer ignorante en lo que respecta a esa mínima porción del conocimiento. Es un pequeño homenaje a semejante coso mágico.
Isn't it nice, when things just work?
*Yo uso esa de letras blancas y fondo rojo
Esta información me podría haber llegado a ser de mucha utilidad... hace unos 12 años...
ResponderEliminarJajaja.
Es cierto, hay cosas que mejor no preguntar por qué, no vaya a ser cosa que dejen de funcionar. =)
Yo también provengo del campo de las ciencias, es más, de las Ciencias Biológicas, y me consta que el asunto del acné no tiene nada que ver con las hormonas ni las glándulas sebáceas ni los folículos pilosos, porque todos tenemos de eso y no todo el mundo tiene granos... ¡Es cosa 'e Mandinga!!!!
ResponderEliminarCreer o reventar... (vayamos al grano)
ResponderEliminarMartín: más vale tarde que nunca. Ahora lo sabés :D Veo que no soy la única que cree en no "jinxear lo que se sabe"
ResponderEliminarandal13: nop, es el guionista de Dios nomás.
Le Fer Net: ¡qué ocurrente doctor!
Gracias a los tres por la visita y los comentarios.