Anoche vino una amiga con su pequeño de 2 años. Mientras mi mamá y la mamá del niño intentaban sin éxito que se aprendiera mi nombre, yo logré enseñarle a decir quinina y que incluso la asociara con el agua tónica.
Soy la mejor tía del mundo.
Y si, me encanta la tónica, mueran de celos.