29 octubre 2010

Effing balance kármico

Ayer (excepto por el experimento del tomate, que nunca salió como debería) tuve un muy buen día. Simplemente era de esperar que hoy no lo fuera.

Luvia de cositos de plátano, día feo y una muy mala noticia.
Mano mocha strikes back. Ya no tengo neurodistrofia... parece que es algo peor :S


No estoy acá, soy una lechuga. No estoy acá, soy un médano.


Respiro hondo y pienso... ¿¡¿dónde está Darth Vader cuando se lo necesita?!?

27 octubre 2010

Test inverso, reverso, interactivo o desvirtuado.

Si hoy me agarra un psychologo, se da una panzada... o me deja hecha carozo (empezando por las referencias a comidas). Bueno, he aquí un borrador de una entrada de hace unos días. La otra cosa es un dibujo hecho escuchando música para liberar un poco la mente (y las tensiones).

¿Qué es? Ustedes dirán...
Es más, la idea de este post es ver que piensan, hacerlo interactivo porque estoy aburrida y me da mucha intriga cuáles serán sus interpretaciones. Explayensénnn nomás.

24 octubre 2010

Saturday night fear

Anoche tuve que hacerme una resonancia (MRI para los amigos... de Jaus).

Luego 3 horas de espera inicial, subiendo el volumen de mi emepetré para acallar las bobadas que salían de canal, pasé a una habitación bastante fría, pero yo temblaba más por los nervios que por el frío.

¿Objetos de metal en el cuerpo? No que yo sepa.
¿Piercings, tatuajes? Ehhhh, no. Que yo sepa.
¿Embarazada o posibilidad de estarlo? No, no way, ni del espíritu santo.
¿Segura que no tiene ningún objeto o pedacito chiquititito de metal en el cuerpo? ¿En los ojos tampoco? No me hagas dudar, no me asustes más de lo que estoy.



De haber podido acceder a interné durante la hora que duró el estudio, habría twiteado (cuando me pongo nerviosa, mis pensamientos ocupan menos de 140 caracteres) más o menos algo así:

No está bueno ser la única sin ropa. Con una túnica que se abre.

La música calma a las bestias. (*)

Es como un paseo por el campo. Si el campo es un tubo blanco y el paseo es estar inmóvil.

Ehhhhhh, no estoy muy de acuerdo con que me aten la mano.

Ooooooooooooooooooooooooooooooooooooooommmmmmmmmmmmmmmmmmm.

Chasquidos. Ruido fuerte. Graciadió puedo ver para afuera. Lástima que soy muy miope, así que sólo veo blanco.

Esto parece una fiesta de electrónica. Músico invitado: Cacho García, taladroneumatiquista.

Sacame de acá. Sacame de acá. Sacame de acá. Sacame de acá. Sacame de acá. Sacame de acá. Sacame de acá. Sacame de acá. Sacame de acá.

Cosquillitas en el brazo. Calambres. Y el ferviente deseo de que se termine.

Respiro hondo. Wax on, wax off. Relajarse, gozar.

¡¡Minga relajarse y gozar!! SACAME DE ACÁ.

No siento el brazo. ¿Cuánto faltará?

No debe faltar mucho.

Uy, mirá, hay como mugrecita en las juntas.

Metro cuadrado por kilogramo sobre segundo al cubo por amperio al cuadradooooooooo...

Fiesta de electrónica, con campeonato de ping pong y músicos experimentales. Sordos.

SACAME DE ACÁ. SACAME DE ACÁ. SACAME DE ACÁ. SACAME DE ACÁ. SACAME DE ACÁ. SACAME DE ACÁ. SACAME DE ACÁ. SACAME DE ACÁ. SACAME DE ACÁ.

Terminó. ¿Terminó? ¡¡¡TERMINÓ!!!

Ahí como que volvió mi brazo. Cheers darlin'!!



(*) Playlist contra los nervios:
Alas de tango - León Gieco
Better together - Jack Johnson
Afuera la lluvia - Carmen Pi
Claro de luna/Adiós nonino - Daniel García Quinteto
Cumbiera intelectual - Kevin Johansen
Michelle (Nostalgias de Griselle) - Daniel García Quinteto
Milonga rante - La Teja Pride
Sleep, don't weep - Damien Rice
Cheers darlin' - Damien Rice
Adios nonino - Astor Piazzolla
Toque de queda - Jorge Drexler
If I fell (si cayera en otro lugar) - Daniel García Quinteto
While my guitar gently weeps (Guitarra y bandoneón, van a llorar) - Daniel García Quinteto

20 octubre 2010

Pequeñas escenas de la vida cotidiana

La maestra llama la atención de una de sus alumnas.


- ¡Regan! ¡¡Regan MacNeil!! Dejá de mirar para atrás y distraer a tus compañeros.

(pasan unos minutos en que la clase vuelve a la normalidad)

- Y basta de vomitar que no damos a basto para limpiar...




Pista: a googlear se ha dicho.

18 octubre 2010

Test

En estos tiempos que corren, es importante saber que gozamos de perfecta salud. Es importante saber cómo proceder en caso de ataque zombie. Y es importante saber que no estamos muertos.
Ahora que salió el sol, hagamos un pequeño ejercicio.

Primera parte: asegurate de haber hecho un calentamiento apropiado.
a) Mirate en un espejo.
b) Pasate la mano por el pelo.
c) Salí al sol.

Si no pudiste llevar a cabo la parte a, sos un vampiro de los de antes (o de los de Buffy, lo que te guste más).
Si no pudiste llevar a cabo la parte b por miedo a despeinarte, sos flogger o cheto.
Si no pudiste llevar a cabo la parte b a verte físicamente impedido, hay posibilidades de que seas Snape o que tengas que cambiar de shampoo.
Si no pudiste llevar a cabo la parte b y al salir al sol, resulta que brillabas (y no por todo tu bling gangsta), sos un vampiro de las películas de Crepúsculo. Es difícil, lo sé, pero no estás solo, hay grupos donde te pueden ayudar. Podés aprovechar y hacerte flogger.

Segunda parte:
a) Mirá/escuchá el siguiente video:

b) Miralo de nuevo, sólo por el placer de la repetición.

Puede que seas un vampiro si a partir del minuto 1:47 no te emocionás al menos un poquito. Lo que es seguro es que no tenés alma (pensá que actualmente Piazzolla Y su abuelo estan muertos).

Tercera parte:
a) Definitivamente sos un vampiro.
b) Sos Eric Northman.

Si se cumplen simultáneamente a y b, call me.



-------------------------------------------------
DE YAPA, para apreciar y/o morir de celos, las hermosisimas piernas de Geraldine Rojas, y el tango como a mi me gusta.



Enjoy!

13 octubre 2010

8 days a week

Superando el shock inicial de que hace un año (UN AÑOOO) que mi prima chica cumplió 15 (estoy vieja che), necesito ajustar mi reloj biológico.


Como voy a facultad todos los días, mi semana se compone de "ayeres" y "mañanas", un día matemática, al siguiente orgánica, tango los viernes y así ad eternum. Pero la semana pasada me mató. Entre el paro del jueves, el viernes raro-sanguche, el lunes de feriado laborable corrido hacia atrás, el martes feriado que no era, no sé en que día vivo.


Para peor, mi pc se puso loquita y decidió que hoy era jueves, cuando yo pensaba que era martes (basandome en que ayer fue medio lunes) pero sé que es miércoles porque fui a matemática.
¿Confundidos? Yo también.


(¡¡No se la esperaban!!)

12 octubre 2010

Ay que vergüenza...

Lo primero que vino a mi mente fue
Ay que vergüenza,
la niña en penitencia.
Su madre le ha pegado
por chiva y sinvergüenza.
Y no me acuerdo cómo seguía...


Heredé una FED 5 (del abuelo, en muy buen estado), conseguí un rollo (thanks Borres), tengo muchas ganas de "fotear", y ahora sólo resta sacar a pasear a esa muñeca rusa*.
¿El problema? Me di cuenta que nunca en mi vida puse un rollo en una cámara. Me da miedito errarle y velar todo jaja (es lo peor que podría pasar... y en realidad no es tan grave). Así que estoy aprendiendo cosas normales, de hace 20 años. So much for CTS**.

Ayer dediqué un buen rato a aprender a manejar las funciones, mañana planeo aprovechar otro par de horas libres que tengo (así que preparensennnn para que caigan pingüinos de punta, que el tiempo no suele acompañar mis planes). Es muuuuuy divertido.

LIVE – LOVE – LEARN


*Me levanté poética.
** Ciencia, Tecnología y Sociedad.

08 octubre 2010

¿Carnero? con hierbas...

Roy Plunkett no adhiere al paro.

Ensalada pancakes

By Molly, la dj lineal (aunque no voy a embeedear Banana pancakes).

El lunes disfruté muchísimo mi visita a la Feria del Libro. Primero la presentación de Ciencia que ladra... por Diego Golombek (muuuuy buena onda), luego un recorrido por toda la feria con Nati.
A mi biblioteca se sumaron (¡¡por menos de $500!!):
La Décima Sinfonía (no lo he empezado)
El último Watusi (tampoco)
El barman científico (a un capítulo del final)
100 menus infantiles para llevar.


[WAIT!!]
Mientras escribía lo anterior, sonó el timbre por cuarta vez en el día (rara vez suena más de una). Más raro todavía: ¡un cartero! Más raro aún: un certificado que pensé que nunca iba a llegar, justo a tiempo para presentar con mi nuevo curriculum (:D)
[/WAIT!!]



Ley de la existencia de toda mujer soltera #5: cocinar es divertido cuando no es por obligación (social o para prolongar la existencia).

Hice panqueques (a que nunca lo hubieran imaginado), me divertí muchísimo dándolos vuelta al son de la angelical voz del señor Desbocatti. A la hora del relleno me pareció interesante alterar una receta del libro... así que el corazón de los panqueques consistió en ensalada de tomate, lechuga, zanahoria, choclo, arveja y atún. Obviamente, con un poco de mostaza (nunca se le dice que no a la mostaza). Quedaron algunos sin rellenar, para seguir la eterna tradición de los panqueques con dulce de leche.

¡¡Muy recomendables!!

Próximos proyectos: lograr que queden redondos y ver cómo le quedaría un poquito de miel, queso, nueces y sésamo (no murieron en esta vuelta porque no tenía, pero me tienta).



Mientras cocinaba me acordaba de las tardes en que mi abuela cocinaba montañas de filloas para comer con dulce de leche o como canelones. Por aquella época yo no era lo suficientemente alta para llegar a la mesada sin pararme en puntitas de pie. Ahora mis habilidades culinarias son bastante respetables... ¡y ya llego a la mesada!

Y quiero aprovechar el último párrafo para agradecer la existencia de las sartenes de teflón. Gracias, simplemente gracias.

06 octubre 2010

Algo que no sé muy bien dónde escribir

No hay justicia salvo la poética.


No tiene nada que ver con nada, hoy solo escribo lo que y porque me sale. Estoy contenta, la mano mocha está un poquitito menos mocha y recibí un mail de esos que te hacen saltar de alegría.

Para festejar, un poco de pre-bajada... Así que a descalzarse y bailotear en un piso de madera, con guitarras y baterías imaginarias (¡¡o reales!!)


Y la tarde enseña la cintura
y el tiempo enseña que hay cosas
que ni el tiempo cura...


Qué divino que es Amar la trama
(el disco y el concepto :D)


¿Qué lo es que viste en mi...?

04 octubre 2010

No lo puedo creer...

Los vecinos ya deben estar acostumbrados a mis gritos de emoción. O capáz que no los escuchan, ya que las paredes de mi apartamento son relativamente gruesas. No importa, son bien de minita, breves y bastante agudos.


Hace 10 minutos recibí una sorpresa digna de un gran grito de emoción.
Es cierto que me entero de las cosas un poco tarde, no lo niego, pero
ZIRALDO VA A ESTAR EN MONTEVIDEO
Recién estaba vichando el programa de la Feria del Libro (animensén, acerquensén) y vi que el domingo 10 a las 18:00, Ziraldo y María Inés Obaldía charlan sobre los 30 años de "El Polilla", uno de mis libros preferidos de cuando era chica.


Inolvidable.



También va a estar en la Feria del Libro, el Señor Ignacio Martínez, mañana martes 5, a las 14 y a las 20. ¡¡Qué grandes recuerdos del señor alto y barbudo que iba a la escuela a leernos!!
Y qué placer cuando compraba o sacaba de la biblioteca sus libros y pasaba las tardes al sol (o las lluviosas) comiendo manzanas y leyendo (a lo Jo March).


Me hace muy felíz haber desarrollado este amor por la lectura desde chiquita. Ojalá sus infancias también hayan estado llenas de letras.

03 octubre 2010

Un cuento vilmente robado

Hoy me levanté, desayuné, prendí la pc (rima), y entré al blog con la seria intención de copiar un cuento de Martín que me gustó mucho y me parece apropiado para este día. Grande sería mi sorpresa al encontrar un comentario del mismo Martín en el post anterior/posterior a este (depende como vengan leyendo). Así que sin otro particular, tomo prestado el cuento, nombrando por tercera vez la fuente: el blog 10denoviembre.
Si Martín así lo desea, borro el cuento y se van para allá a leerlo.


Octubre, 1992
Una menos cinco. Habían quedado a la una, sí, pero ella estaba ansiosa. Además, no quería que cuando él llegara, despertara a nadie. Todos dormían en la casa. Menos ella, claro, que había terminado de aprontarse para salir por primera vez con él.

Se sentó en el sofá del living a esperar, pero no pudo permanecer mucho tiempo así. Se paró, caminó un poco, y volvió a sentarse. Estaba inquieta, con las mariposas en el estómago y el nudo en la garganta. Ahora era la una. Ya era hora de escucharlo llegar.

Se preguntaba cómo sería la noche, si él sería romántico, si le diría cosas lindas. Se preguntaba cómo sería cuando por fin se besaran. Se preguntaba, además, cuándo llegaría.

Cinco minutos pasaban de la una. Era un tiempo perfectamente razonable, pero eso no la hacía sentir menos inquieta. Sus oídos detectaban, ahora, el más mínimo movimiento que ocurriese del otro lado de la puerta. El gato del vecino se paseaba en los tejados, el perro del otro vecino rascaba contra la cerca.

Una y diez. Ya se sentía físicamente incómoda. Quería ir a buscar un vaso con agua, pero temía alejarse demasiado de la puerta. Habían convenido que él no tocaría timbre, para no despertar a nadie, sino que golpearía la puerta.

Cuando era la una y cuarto, ella ya no sabía que hacer. Más de una vez se tuvo que detener, porque se sorprendió a sí misma a punto de comerse las uñas. No era el día para andar con las uñas mordidas por la vida.

Los minutos contenían mucho más de sesenta segundos cada uno, y los relojes de la casa, algunos de los cuales hasta ese momento ella ignoraba que funcionaran, parecían repiquetear estruendosamente, y retumbar en su cabeza.

Empezó a sentir que todo iba a terminar mal, cuando eran más o menos la una y media. Quizás él no fuera a venir. Lo que antes era ansiedad, ahora recibía el agregado de la incertidumbre.

Quería desesperadamente que él viniera, pero estaba malhumorada. Se dijo a sí misma que, cuando él llegara, le iba a hacer sufrir por la espera. En el fondo, sabía que se estaba mintiendo, que su llegada aplacaría todos esos males.

Dos menos veinte empezó a sentir angustia. Sus ilusiones se derrumbaban. ¿Y si en serio no aparecía? ¿Y si todo había sido una ilusión?

A las dos menos diez, apagó la luz de la lámpara de mesa y se fue, las lágrimas rodándole por las mejillas, al fondo, a su dormitorio, a tratar de olvidarse de todo.

***

Una menos cinco. Habían quedado a la una, pero él estaba ansioso por verla. Sabía que no correspondía llegar antes de hora, hay cosas que la etiqueta no permite, por lo que estacionó el auto frente al patio de la casa de ella, y se dispuso a esperar. "Cinco minutos", se dijo. No, diez era mejor, porque las mujeres siempre demoran un poco.

Sentado adentro del auto, prendió por un momento la radio. La apagó. Le molestaba. Estaba inquieto. Se miró en el espejo retrovisor y no se vio por la falta de luz. Prendió la luz interior del auto. Se miró otra vez. Estaba prolijo. El reloj del auto marcaba la una en punto. Quería esperar un poquito más, pero le costaba enormemente.

Trató de repasar mentalmente los planes para esa noche, a modo de hacer tiempo, pero se sentía encerrado, le faltaba el aire allí dentro. La ansiedad lo estaba matando.

Salió del auto cuando no era ni siquiera la una y cinco. Caminó lentamente hacia la puerta de la casa. Se detuvo frente a ella y golpeó.

Nada.

¿Cuánto había pasado? ¿Cinco segundos? ¿Diez? Era difícil saberlo, cuando cada uno parecía una eternidad. Trataba de racionalizar y no apresurarse.

Cuando se convenció que no podía demorar tanto, golpeó una vez más, un poco más fuerte. Ahora estaba en el límite. Sabía que más fuerte era inadecuado para la hora.

Nada otra vez.

Imaginó que ella no estaría pronta. Quien dice a la una, dice en realidad más de la una. Al menos en este país. Era la una y cinco recién. No, mentira. Pasaban ya ocho minutos de la una. Decidió esperar un poco más antes de golpear nuevamente.

Se sentó en uno de los escalones delante de la puerta. Sonrió nerviosamente al pensar en qué pasaría si alguien lo viera allí a esa hora. Una actitud hasta sospechosa, podría decirse.

Pasando la una y diez, decidió, una vez más, golpear la puerta. Otra vez no pasó nada. Acercó su oreja a la madera, pero no logró escuchar sonido alguno proveniente del interior de la casa.

Trató de no ponerse más nervioso y buscar alguna salida que no implicara tirar abajo la puerta. Golpear cada tanto. Esa parecía una idea razonable. Así, cuando ella llegara a la puerta del frente, sabría que él estaba allí, esperándola.

Pasaron los minutos y él se resistía a mirar más el reloj. Juraría que eran ya las 5 de la mañana, aunque sabía que ese era el tiempo en su cabeza, nomás.

Una y veinticinco. Sucumbió a la tentación de mirar el reloj. Por un lado trató de racionalizar, de justificar esos veinticinco minutos como un tiempo razonable. Por el otro, era ya un manojo de nervios. Hasta frío sentía, cuando hacía más de veinte grados allí afuera.

No era capaz de llevar una cuenta de cuántas veces había golpeado esa puerta. Cambió varias veces de mano, porque, aunque no lo hacía con fuerza, le dolían los dedos por la repetición.

Tosió un par de veces. ¿Quizás así ella notara su presencia del otro lado de la puerta? No tuvo ningún efecto. Nada parecía tenerlo.

Era la una y media. ¿Y si ella no abría la puerta? Ahora empezaba a atormentarlo la incertidumbre.

A las dos menos veinte comenzó a invadirlo la desesperanza.

Dos menos cuarto decidió irse, pero no pudo. Todavía no podía despegarse de esa puerta. No quería irse y perderla.

Dos menos diez golpeó por última vez. Pegó, una vez más, la oreja contra la madera. El silencio fue ensordecedor. Se dio media vuelta, caminó rumbo al auto y se fue.

***

Al mediodía siguiente, cuando Diego despertó, se sorprendió de no encontrarse con la programación habitual en la televisión... Esa noche había comenzado el horario de verano.