15 mayo 2012

Reencuentro

Hoy me encontré con "IF" de Kipling, en inglés y me parece que así está mucho más bueno.
Lo vi en un post de 9gag y a medida que iba leyendo me sonaba conocido, hasta que recordé que lo tengo en una libretita de poemas, copiado con mi letra más prolija posible, alrededor de los 17 años.

Especialmente, la versión que conocía dice "... y si puedes llenar el preciso minuto con sesenta segundos de un esfuerzo supremo/ tuya es la tierra y todo lo que en ella habita", que en inglés es "if you can fill the unforgiving minute with sixty seconds worth of distance run/ yours is the earth and everything that's in it". Me gusta la idea del minuto que no perdona, más que algo preciso; así como la figura del esfuerzo como "distance run".
Quedó bastante diferente luego de la traducción, a mi me gustó más el original.

Acá está en inglés.
Acá está en español. Y acá hay otra. Una más literal, la otra más "apalabrada".

Enjoy.

01 mayo 2012

La química escéptica se traga sus palabras y va a la cocina

Hay momentos en la vida en que una muchacha que ama las ciencias y el método científico debe al mismo tiempo tragarse sus palabras y abrazar lo que dijo. Así que sientan la libertad de imaginar que estoy abrazando mi estómago.

Este post es medio largo, ¡¡pero trae una receta al final!!
Abstract: Los que vienen hace tiempo sabrán que debido a un interesante incidente me quebré la muñeca y no me quedó muy bien que digamos. Por eso nos referimos a mi mano izquierda, cariñosamente, como "la mano mocha". El mote se debe a cuando tenía neurodistrofia y parecía la mano de un zombie (casi sin músculo, uñas puntiagudas, zonas verdes... you name it). De un tiempo a esta parte, gracias en gran parte a muchas horas de fisioterapia y tratamiento con láser (muy recomendable), pasó a verse normal, quizás un poco más flaca y menos tonificada que su hermana, y lo más importante: funcional.
El problema estaba en que a pesar de que la podía usar, sentía entre bastante y muchísimo dolor, así que me decidí a hacer todo lo posible para mejorar. Y esas son las palabras que voy a abrazar.
En la "ronda de trauma" (visitas a n traumatólogos, placas, resonancias, etc, etc, etc) llegamos a la conclusión de que la única opción que quedaba (descontando la opción "aguantarse", a la que siempre volvía) era una operación. Peeeeeeeeeeeeeero, había otra opción, sólo que mi cabecita no estaba dispuesta a aceptarlo.

Terapias alternativas, señoras y señores...
Bajo la consigna "si estoy dispuesta a que me metan en un imán gigante y hagan vibrar mis moléculas, o a que me hagan cuatro tajos en la mano para meter diverso instrumental quirúrgico, tengo que estar dispuesta a que me pinchen un poco" decidí probar la acupuntura, que vino de la mano con homeopatía. La segunda más que la primera, cosas que yo creía que funcionaban más bien por convicción. Y esas son las palabras que me voy a tragar.

Quizás lo mio era un estado de la mente, de hecho en las resonancias no se veía nada. Quizás era un trauma asociado a haberme roto la mano antes de presentarme al parcial de 04. No lo sé.
Lo que sé es que el señor doctor pinchador aka acupunturista me clavó una aguja en la mano y dejé de sentir el dolor que sentí durante 2 años y medio. FASCINANTE. Después me di cuenta de que tenía un par de agujas clavadas en la cabeza y me bajó un poco la presión. Lo mismo sucedió con las de las piernas y el tobillo. En este momento tengo una mini aguja en la oreja y unos imanes en la mano mocha (el acupunturero quiso ponerme agujas pero soy re blandita así que por ahora, imanes) y estoy dandole duro y parejo a las cosas homeopáticas que me recetó. Mañana tengo que volver y estoy más emocionada que asustada por las posibilidades (la primera vez fue al revés).
¿Por qué todo esto? Porque el otro día agarré una taza, y un embudo, y una botella. También abrí una puerta y me levanté de una silla. Todo eso sin sentir dolor en una mano.

Lo otro que estoy haciendo es volver a la cocina, de cosas dulces, principalmente.
Hoy hice magdalenas. No, no se llaman muffins ni cupcakes, se llaman magdalenas. Es más, yo les digo mandalenas (que es visualmente más linda, y más divertida de decir).

¿Cómo? se preguntarán...
Muy fácil, queridos lectores. Permitan que en sus mentes suene un jingle pegadizo de Cocinando con Molly y dejemos salir a nuestra persona Utilísima interior.

Lo primero es pensar "oh, voy a hacer magdalenas" y ver si se tienen todos los ingredientes. Esto es lo más importante de la receta, si bien la mayoría de las cosas (que son 4) se pueden sustituír por otras (aunque realmente no le veo la necesidad):
6 huevos
200 g (1 2/3 tazas) de harina
200 g (1 taza) de azúcar
40 g de manteca

¿Nada más? Yo pensé lo mismo, no, nada más.
Esto les va a dar para 24 mandalenas, o para un bizcochuelo grande. Porque las magdalenas son eso: tortas chiquitas. Se puede escalar fácilmente, con 2 huevos consiguen 8-10 magdalenas, y todo así.

Lo otro que van a necesitar son instrumentos básicos: batidora (pueden batir a mano, sólo les va a llevar más tiempo), un bowl grande, una lambeta (esas espátulas-coso flexibles), cuchara y pirotines o moldecitos para las magdalenas. Está bueno que el bowl sea bastante grande, ya que la mezcla crece bastante, ya vamos a ver por qué.

Ahora miren en su interior y preguntensennnn ¿tengo la habilidad suficiente como para no mancharme la ropa? Si la respuesta es no, busquen un delantal o algo que no les moleste manchar.

En todo este rato que pasó, los huevos ya deberían estar a temperatura ambiente. Eso es muy importante.
Comencemos.
Hay que batir los huevos, agregando el azúcar de a poco (espero que en sus casas, a diferencia de la mía, tengan un buen enchufe en la cocina y puedan hacer esto ahí, y no en el living, como yo) hasta que se triplica el tamaño de la solución, también van a ver que cambia de color a amarillo.
Esto tiene dos objetivos: desnaturalizar la proteína del huevo y agregar aire a la mezcla.

Y ese es el secreto para que queden e-pe-ta-cu-lares: AIRE. En todos los puntos de la preparación, vamos a hacer lo posible para que entre mucho aire y quede atrapado, de tal manera que cuando llevemos la mezcla al horno, ese aire se expanda debido a la temperatura y nos deje un bizcochuelo con muchos agujeritos, super esponjoso y felíz.

NOTA: si se quiere, se puede parar en este punto (azúcar y huevos) para hacer torrijas. Piensen bien qué es lo que quieren. Ok, seguimos...

Ahora hay que agregar la harina, cirniéndola e incorporándola a la mezcla con movimientos grandes y envolventes (con la lambeta). Tanto cernir como incorporar la harina hace que entre más aire en la mezcla.
Si querés mandalenas de chocolate, cambiás entre un tercio y la mitad de la harina por cacao y listo.

¡¡Lo último!! Derretir la manteca. Pero pará, no la eches en la preparación así nomás, como si no te importara en absoluto cómo te van a quedar... Agarrá una cucharada de la preparación y vertela en el recipiente donde está la manteca derretida, como para que se vaya acostumbrando. Esa solución se incorpora a la preparación principal, con movimientos envolventes y amorosos. Si a esta altura no estás un poquito enamorado/a de la preparación, deberías apurarte en ese plano. Hay que amarlas y desear que crezcan, porque las pobrecitas no llevan polvo de hornear.

Lo último es llenar los pirotines o moldes hasta la mitad (o un poquito más) y llevarlos a horno caliente durante 15-20 minutos. Sin miedo, van a estar bien.
La temperatura del horno debería ser 170-180ºC, pero "caliente" es una buena medida. Mi horno, particularmente, tiene dos temperaturas: ambiente e infierno, y salen bien de todas maneras. El tiempo de cocción depende principalmente de la temperatura y la circulación del aire dentro del horno, así que si estás en duda al momento de cortarle las vacaciones en el caribe, pinchá las magdalenas con un escarbadientes o con un cuchillo, si sale limpio, están prontas.


Bueno, para los que llegaron hasta acá, muchas gracias por venir, ¡¡espero que les queden ricas!!
Un saludito para todos los que me conocen.