Buenas nuevas

Paseando por Grajeas para todos, me encontré con una canción de No Te Va Gustar que no conocía. Nada sorprendente hasta ahora, puesto que no conozco mucho de NTVG, salvo el disco Todo es tan inflamable, que realmente no me gusta.

La busqué, la encontré, la escuché. Está acá.
No diría que es la mejor canción del mundo, pero me produjo una extraña fascinación, ganas de escucharla una y otra vez. Y ganas de escribir sobre esto. Escribir sin parar y sin pensar. Creo que es la percusión. No sé. Ahora realmente no me importa.

Con las personas pasa algo parecido, hay algunas que tenés que aprender algunas cosillas antes, para poder entenderlas y apreciarlas en toda su magnitud.
Hay algunas que por más que las escuches, falta algo. Intangible, inexplicable, imprescindible.
Pero hay otras que inmediatamente te atraen, que cuesta recordar qué o cómo era de tu vida antes de conocerlas, sólo tenés que reconocer y disfrutar que están. Tienen ese algo. Intangible, inexplicable, imprescindible.
Y estás con ellas, y ellas están contigo. Dos compases, tres lustros, un suspiro. Una vida, que cabe en cualquiera de los anteriores.

.....

Mi neurona que trabaja a full, entre parciales y exámenes.
Mis pies que bailan.
Mis piernas que tiemblan.
Mis manos que escriben.
Mi corazón que late sólo.
Mi boca que dice cosas que quiero y cosas que no.
Mis oídos que escuchan cosas que quiero y cosas que no, y cosas que no me esperaba.
Mis ojos que cada día ven menos, y por eso, veo más.
Mi cabeza que piensa, que evalúa, que revisa. Que se llena de ideas y de trabajo y de esperanza y de miedo y y de risas y de drama y de sueños y de dolor y de música y de desconcierto y de locuras y de cuerdas y de corduras. Y que -cuando tengo suerte- se calla un ratito para dejar que respire.
Mi suerte que va y vuelve. La buena y la mala. Y una mezcla de las dos.
Y algo de eso es mi vida.
Y me encanta.