Mientras espero que abran las inscripciones a los laboratorios (nadie más que un estudiante de FQ puede entender el manojo de nervios que seré hasta dentro de una hora y media, el hecho de se te arruine todo un semestre por el simple hecho de que no lograste hacer click antes que otras 30 personas) voy viendo qué puedo hacer para pasar el tiempo.
¡¡Ya sé!! Hablar de mis peras. No, no es un eufemismo. Ya quisiera no estar tan apegada a un implemento tan vacío (vacío, ¿entienden?), pero es cierto, las amo.
Este post ya está muy elitista, pero prometo linkear o explicar todo lo que una persona normal no entendería.
Primero mi pera de goma. Gran compañera, en las buenas y en las malas, siendo las malas las más frecuentes, del laboratorio de Analítica. No es tan chiquita como me hubiera gustado (digamos para pipetear 5 mL con aforada) pero tiene el tamaño ideal para mi mano y para las pipetas en general, graduadas y aforadas, hasta de 25 mL. No tiene la punta comida por la potasa así que anda lo más bien. Y encima me servía de amansa-loco antes de entrar al laboratorio.
Y después está mi pera automática. Entró a mi vida por casualidad, un día que estabamos limpiando el armarito del fondo del laboratorio del fondo. Me dije "qué hace este marcador acá" después me di cuenta que para ser marcador le faltaba la punta y le sobraban un montón de funciones, como hacer vacío y modificar el diámetro de salida. Pero ta, la probe y me enamoré. Es hermoso con que facilidad sube, baja y se sostiene la solución en cuestión dentro de la pipeta, sea cual sea su tamaño. Si no la adoptaba, iba a terminar en la basura, y eso si que no lo podía permitir.
Y ta, ya faltan 10 minutos. Ahora les cuento como me fue.
NOTA: Luego de 20 minutos de nervios, clicks, paranoia y ainda mais, logré anotarme al grupo que quería de Analítica, pero no llegué a Químca Ambiental. Una de cal y una de arena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Este blog se abastece gracias al Guionista de Dios, y tus comentarios.