Mucho por pensar, realmente poco por hacer.
Salí decidida a encontrar la solución a todos mis problemas y, ya que estaba, también encontrar el amor. Llaves, billetera, boletera, campera y la panacea portátil: mi iPod.
Es muy importante aprender a ver ciertas cosas cuando uno camina sin rumbo fijo, en especial el cambio de luz amarillo-rojo. Pero sobreviví.
Caminé, respiré, caminé, miré, caminé, canté, caminé (que lindo se ve así escrito...).
Llegué a conclusiones interesantes sobre temas importantes y no tanto.
Estuve en el infierno de 0,25 metros cuadrados que constituye el probador en las expo. Salí viva y con el grial que tanto buscaba: una falda.
Y ta, concentré tanto mi energía que me enamoré.
Ya me estaba yendo, ya tenía todo lo que había ido a buscar, no iba a entrar al local, pero algo me atrajo. Irónicamente, sonaba L'amour (letra acá).
Y lo vi. Sentí una conexión inmediata, fui derecho hasta donde estaba.
En un rincón, alto (bueno, tuve que pararme en los metatarsos para alcanzarlo), atractivo, sensual...
No pude menos que traerlo a casa, ahora me espera en mi cama.
El mejor par de medias del mundo.
Dicen que soy exagerada y no se por qué.
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