Parece mentira las cosas que veo

Ahhhh... período de parciales... fuente inagotable de creatividad y de estoy-dispuesta-a-hacer-cualquier-cosa-con-tal-de-no-pasar-un-minuto-más-pegada-al-libro.


Debo admitir que en esos días miro muchas películas tontitas, ya que mi cerebro no es capaz de retener al mismo tiempo información sobre monocromadores y la trama de Deja-Vu, en cuyo caso recordaría las andanzas del negro Denzel y no la diferencia entre red de difración y lente colimadora. Bastante acción, alguna comedia romántica, todo con tramas hiperlineales... ojo, no digo que sean malas, pero no son mi primera elección cuando estoy en completo uso de mis facultades (¡de las 3 neuronas!).


¿A que viene todo esto? Anoche, luego de pasar un rato ameno en la emergencia (nada grave) me puse mis medias de plush, el típico buzo reventado, pantalón de pijama y me dispuse a ver New Moon ("Luna Nueva" o, según Edward James Peras "La chica que debe elegir entre la necrofilia y la zoofilia, aunque los ama a los dos, pero a uno más que a otro").


La historia ya de entrada me parecía una chorrada predecible, el Lamborgini era completamente innecesario y me hubiera gustado que los personajes femeninos encararan un poco más, pero mi principal problemita fue con el tema del vestuario. Evidentemente, Yansport se puso con las mochilas, Livais con los vaqueros... ¿¿¿no había nadie que les tirara un par de remeras???


En serio, en serio, no son necesarios tantos pectorales.
Para Eclipse les puedo prestar mis remeras de generación 2009 y 2010.






Uh, antes de que me olvide, gracias a Fede, lector recontraasiduísimo de este bló, que me facilitó esta obra magistral del séptimo arte.