16 marzo 2009

Noche buena

El aire se podía cortar con el mismo cuchillo del asado que nadie comía. Los nervios se apoderaban de todos y cada uno. Estaba quien fumaba, quien conversaba, quien escuchaba la radio o centraba su atención en la tele, quien conversaba, preocupado o no por el resultado, pero todos fueron (fuimos) sucumbiendo a la sensación general de inquietud.
¿Cuánto falta?
Ya falta menos.
No se va, el león del parque pasa y no se va.
¿Qué hora es?
No se va, el tiempo pasa pero no se va. El tiempo no parece pasar. Justo ahora decide aletargarse.
¿Cuánto falta?
Ahí empezó.
Números, nombres, rubros, categorías, se sucedían a una extraña velocidad. No tan rápido como para calmar las ansias, ni tan lento como para que la respiración no se agitara o creer que no pasaba nada. Desde los parlantes se escuchaba a alguien completamente ajeno a este grupo de gente, desde otra ciudad recitaba números que se ingresaban en tablas, que se veían escuchaban y sentían, que afectaban el destino de quienes escuchaban en silencio. Con un cóctel de nervios, emoción, miedo, ansiedad. Comentarios, pedidos de silencio o explicaciones esporádicos.
De pronto, sólo silencio. Un instante. Y una eternidad.
Un solo grito. Un solo abrazo. Un solo latido, una onda que se expandió entre todos y sonó en cada corazón y en cada garganta.
Tal vez por un instante, tal vez por más, cada persona presente sintió la alegría y la emoción, propia y del grupo. Así se siente la felicidad. Así se ve.
Estaba ahí, indescriptible y tangible. La confirmación numérica de que los días y las noches de trabajo y esfuerzo tuvieron su recompensa. Saber que valió la pena.
El triunfo merecido. La victoria compartida, que es la única que vale.
Es algo complejo de describir y de escribir, tuve la suerte de vivirlo, estar ahí.
Y ahora, escribir la historia.
Para mi, para ellos. Que ni se imaginan todo lo que me regalaron con prestarme ratitos de su tiempo. O lo mucho que significó para mi ver las caras de tanta gente querida, iluminada por sonrisas. Las mejillas humedecidas por lágrimas, propias y ajenas, de alivio y de felicidad.
En cada abrazo estaba el mundo, un mundo al que me dejaron entrar y del que no quiero salir.

SOCIEDAD ANÓNIMA
PRIMER PREMIO CARNAVAL 2009

4 comentarios:

  1. vamos la socieeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee



    CoLo!!!!!!

    ResponderEliminar
  2. En cada abrazo estaba el mundo, un mundo al que me dejaron entrar y del que no quiero salir....
    exelente sole
    muy emocionada....
    yo opino que tendrimao que imprimirlo y leerlo ante todossss
    como pensamiento tuyo y de todos por que fue tal cual
    un beso
    jeka (jessica)

    ResponderEliminar
  3. ¡Qué lindo texto! ... va todo lo que pasa por aquí tiene su belleza... (pasé a ponerme al día con la lectura je je)

    ¡Abrazotes!

    (en breve te tengo una sorpresa... :D solo porque surgió)

    ResponderEliminar
  4. Molly, el post de hoy está basado en un post tuyo... Ha sido hecho con todo respeto y citando la fuente correspondiente, espero te guste.

    ¡Abrazotes!

    ResponderEliminar

Este blog se abastece gracias al Guionista de Dios, y tus comentarios.